lunes, 15 de octubre de 2007

I Encuentro Nacional de Mujeres Cofrades. Cartagena 2005



La plena incorporación de la mujer en la actividad cofrade, de igual manera que en otras facetas de nuestra sociedad, es en la actualidad algo indiscutible.

Las hermandades y cofradías penitenciales a lo largo de su dilatada historia, han ido acogiendo paulatinamente entre sus miembros la presencia activa de la mujer, adaptándose así a la sociedad de nuestro tiempo.

Esta lenta pero continua incorporación de la mujer en la actividad cofrade, especialmente desarrollada en las últimas décadas del siglo XX, ha motivado la modificación de la estructura interna de cofradías y hermandades, adaptando estas incluso, progresivamente, sus estatutos y reglas para poder acoger plenamente en ellas la participación de la mujer, ofreciendo así la posibilidad de que, en la actualidad, tanto mujeres como hombres puedan desarrollar cualquier actividad cofrade en una gran mayoría de las cofradías penitenciales de nuestro país.

Pero todavía hoy, inmersos ya en el siglo XXI, la presencia de la mujer en cofradías y hermandades, y su participación en las mismas, desarrollando la misma actividad y responsabilidades que los hombres, sigue siendo tema de debate en foros y círculos cofrades, traspasando la noticia de su total incorporación, en cualquiera de sus facetas, a los medios de comunicación social. Este este fue el origen de la celebración de este primer Encuentro Nacional de Mujeres Cofrades.


Este Encuentro nos ofreció la posibilidad de realizar una reflexión sobre cual es el papel actual de la mujer en nuestras cofradías, una vez que ésta se ha incorporado plenamente en ellas, motivando así a nuevas generaciones de mujeres a continuar como cofrades en la labor de promover el culto público a los misterios de la pasión, muerte y resurrección del Señor que desde hace siglos realizan nuestras cofradías.
CONCLUSIONES

Las siguientes conclusiones fueron expuestas en el acto de clausura del I Encuentro Nacional de Mujeres Cofrades celebrado en la ciudad de Cartagena en el mes de enero de 2005.

Primera mesa redonda:
LA PARTICIPACIÓN DE LA MUJER EN LA VIDA COFRADE. ORIGEN Y EVOLUCIÓN

1º) Dejando al margen antecedentes históricos remotos, cabe afirmar que la participación de la mujer en las cofradías, aunque importante en cuanto al mantenimiento de la fe y de la tradición, es marginal en la actualidad

2º) En los últimos tiempos, más o menos de 25 o 30 años, la mujer ha ido obteniendo una mayor participación en la vida cofrade, que s ha puesto de manifiesto, en primer lugar, en la participación en los desfiles procesionales como penitente o nazareno, e incluso como costalera o portapasos, y subsiguientemente en una incorporación paulatina, aunque de todo parte insuficiente en los órganos de gobierno de la cofradía y hermandades.

3º) La incorporación aludida a la participación directa en el devenir cofrade, se ha debido fundamentalmente a la idea de igualdad entre hombres y mujeres, latente en la sociedad actual, a las curiosidades económicas de las cofradías que han requerido la incorporación de más hermanos de pleno derecho, al paso de gran cantidad de hombres del grupo de nazarenos o penitentes al grupo de portapasos, o a la cuadrilla de costaleros, y, sobre todo, a la voluntad o el ansia de las mujeres de integrarse en todos los aspectos de la vida de las Cofradías, y de responsabilizarse plenamente del desarrollo y cumplimiento de los fines que persiguen.

4º) La generalidad de los participantes consideran que la fe es lo que esencialmente les ha llevado a integrarse en las cofradías y hermandades, y que la fe debe ser la única razón que motive a toda persona para ser cofrade.

5º) La tradición familiar siempre juega un papel importantísimo, y en esa tradición familiar ha desempeñado un papel de singular relevancia la mujer.

6º) La evolución reciente del papel de la mujer en las hermandades y cofradías, ha llevado a e que estas estén plenamente integradas en la procesión como penitentes o nazarenas, no así como costaleras o portapasos, en cuyo ámbito la equiparación completa con mayor entidad, y en alguno lugares, es todavía casi impensable.

7º) En el nivel del pleno goce de los derechos asociativos y de la presencia en órganos de gobierno, la equiparación entre mujeres y hombres ese total a nivel jurídico, si bien a nivel fáctico la presencia de las mujeres en las directivas y en los cardos administrativos y de gobierno es sensiblemente inferior a la de los varones.

8º) En Encuentro llama la atención sobre la necesidad de la presencia real y efectiva de la mujer en todos los ámbitos de la vida cofrade, en condiciones de absoluta igualdad entre todos los miembros de las cofradías y hermandades.

9º) La participación en las cofradías produce satisfacciones por razón de muy diversas causas: Supone el mantenimiento de una tradición secular; permite desarrollar actuaciones solidarias de ayuda mutua y de ayuda a los demás; crea un ambiente de sana confraternidad y camaradería; permite vivir más profundamente y desarrollar la fe.

10º) La importancia sociológica de las cofradías es indudable por su número de miembros y por su aportación a la tradición y a la cultura.

11º) La propia jerarquía eclesiástica está poniendo de manifiesto su valor en la evangelización y re-evangelización.

Segunda mesa redonda:
LA MUJER Y LAS COFRADÍAS PENITENCIALES EN EL SIGLO XXI

1º) La mujer aporta pragmatismo, sensibilidad y menos vanidad, sin medallas, pues está acostumbrada a trabajar en silencio. Pero ellas aun deben demostrar lo que a los hombres se les presupone. No podemos conformarnos y hay que luchar por la igualdad.

2º) La labor de la mujer en nuestras cofradías es muy importante. El camino está hecho pues ya tienen cargos directivos relevantes y participa en todos los ámbitos de las cofradías.

3º) La mujer aporta su esfuerzo, dedicación y sensibilidad. Se destaca su papel como fundamental para sacar una procesión a la calle. Le preocupa la igualdad entre hombres y mujeres en las cofradías, no por ostentar cargos sino por lograr el reconocimiento de la capacidad de trabajo de la mujer.

4º) Se ha dado un gran paso sacando a la calle tronos portados por mujeres, aunque se reconoce que queda por avanzar en cuanto a cargos de gobierno desarrollado por mujeres, ya que debido a la tradición o cultura religiosa hasta ahora no ha sido lo habitual.

5º) No es justo que la mujer haya llegado a dónde le ha permitido un Hermano Mayor sensible o tolerante o, como en muchos casos, para cubrir el hueco que los hombres deja. Lo que se pretende es lograr la igualdad y que cualquiera pueda elegir cómo y dónde quiere participar en la Semana Santa, sin importar el género.

6º) No se cuestionar la igualdad en cofradías jóvenes. Lo difícil es que se den opciones en cofradías fundadas en los siglos XVI y XVII, donde no pueden ni imaginar a una mujer en su seno.

7º) Al cargar un trono se siente un gran dolor y cansancio, pero la fe va por dentro, y por ello se participa de esta forma en la Semana Santa. Esa fe no hay que pavonearla y por eso sw prefiere portapasos o costaleras a cara tapada. La fe y la confianza en Dios es lo que permite portar el trono durante todo el recorrido.

8º) Además de una expresión de fe, portar un paso es una manifestación de amor a las tradiciones de una ciudad.

9º) No es cuestión de fuerza lo necesario para soportar el peso de un trono sino el empeño que se ponen. Y en las caras de las portapasos se ve reflejada la fe y la devoción.

10º) La mujer ha tenido muchos impedimentos como portadora de pasos, y aún encuentra obstáculos. Se han escuchado cosas muy duras hacia la mujer por portar un trono.

11º) La mejor manera de luchar por la igualdad es fomentarla en las generaciones venideras, para no perder lo conseguido hasta ahora.

12º) Es evidente que en las cofradías no existe la igualdad, pero debemos buscarla. No queremos ser todas directivas, sino que la oportunidades estén abiertas.

13º) No hay que enfrentar sino conjugar y aunar experiencias entre hombres y mujeres para motivar a nuestros jóvenes, contagiando el sentir y el cariño por nuestra Semana Santa.

14º) la palabra que más se ha repetido en esta mesa y por todas las integrantes, es “demostrar” (demostrar que puede llegar, demostrar que puede trabajar, demostrar que puede hacer....), pero lo que cualquier cofrade tiene que hacer es trabajar sin demostrar nada, y destituir responsabilidades sin mirar el sexo.

15º) El “prestigio social” que tiene hoy en día ser costalero u hombres de trono es la razón de que en ciudades como Sevilla o Málaga, se hayan quedado túnicas libres, siendo el cauce de entrada de la mujer en esas Semanas Santas.